miércoles, 15 de diciembre de 2010

Acuarela diaria - Velázquez

El más grande, el más moderno, el más revolucionario, el genio. Todo eso es D. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (supongo que su merced se hubiera enfadado bastante si no le hubiera puesto el "Don" delante, pues toda su vida fue muy celoso de sus títulos y ganancias) y mucho más.

Velázquez fue pintor de corte de Felipe IV, además de camarero real (un rango honorífico que no significa que le sirviera la paella al rey), miembro de la Orden de Santiago, encargado de la colección de arte real, y (al igual que Rubens del que hablaba ayer) murió adinerado y habiendo cumplido la mayoría de sus objetivos vitales.

Apenas se conservan dibujos de D. Diego, y es que su revolucionaria forma de pintar, más parecida al alla prima moderno que a la herencia renacentista y barroca, le hacía empezar a aplicar pincel directamente desde el minuto 0 del cuadro. A partir de ahí cambiaba composiciones, poses de brazos y piernas, figuras aparecían y desaparecían, se corregían trazos sin intentar ocultarlos...sin dibujo previo. Sólo él podía hacerlo.

Con una paleta muy limitada (básicamente colores terciarios y terrosos) consiguió dar la impresión de tener todos los colores a su alcance. Casi nunca utilizó el verde como pigmento, y cuando fue redescubierto en el siglo XIX por Manet, Sargent, y casi todos los impresionistas (que viajaban a España exclusivamente para conocer sus cuadros, entonces semidesconocidos), el que aparecieran las pinceladas claramente en el cuadro, sin intentar difuminarlas u ocultarlas, hizo que más de un gran pintor descubriera una nueva forma de hacer la pintura. Parece que en algún momento utilizó la "cámara obscura", aunque no está demostrado con la claridad con que se ha demostrado con Vermeer.

Se conoce muy poco de su vida personal, pues no se conservan escritos ni cartas de su puño y letra. Sí se conocen los títulos de su biblioteca, que abarcan temas muy amplios de ciencia y anatomía, lo que indica que debía poseer un buen nivel cultural. Debía ser un hombre preocupado por su apariencia, pues en las Meninas, realizada cuando ya tenía más de 60 años, se refleja como un hombre de 40.

Manet escribía en sus cartas desde Madrid que Velázquez había conseguido con sus figuras sin fondo crear toda la atmósfera que envolvía al personaje, y lo aplicó posteriormente a sus propias obras (ver "El pífano", o "el torero muerto").

En fin, simplemente el más grande pintor que ha dado España, y probablemente el mundo.

Acuarela sobre Fabriano 12x18cm.


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