... o al menos eso dice Semir Zeki en su último libro "Splendors and Miseries of the Brain: Love, Creativity, and the Quest for Human Happiness" ("Grandezas y miserias del cerebro: amor, creatividad, y la búsqueda de la felicidad").
Según él, distintas zonas del cerebro se activan ante la vista de obras de arte: los retratos activan una distinta de los paisajes y las naturalezas muertas. El arte abstracto parece generar poca actividad neuronal, pero probablemente, según indica, sea debido a la eliminación de elementos reconocibles, que "activan" al cerebro (árboles, figuras, etc...).
Así, observar una pintura que nos gusta, activa en nosotros los centros de placer y la emisión de dopamina, encargada de proporcionar sensación de bienestar (entre otras cosas). Ya decía yo que viendo cuadros de Velázquez, Ribera o Blum sentía un sabor como a chocolate ;-)
Zeki es el principal exponente de la nueva rama científica de "Neuroestética", que busca analizar por qué el cerebro humano considera unas cosas dignas de ser llamadas bellas y otras no. Sólo he leído de él (bueno, aún no he acabado) el libro que refería arriba, pero si podéis echadle un vistazo, que merece la pena.
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