Anselm Kiefer es probablemente el ejemplo más claro de los neoexpresionistas, movimiento nacido como él en Alemania y como el expresionismo clásico. Nació el mismo año que acababa la II Guerra Mundial, dos meses antes de su finalización y cuando Berlín ya estaba siendo machacada por el ejército ruso. Parece que estos hechos han marcado en gran medida su carácter, pues su obra está plagada de referencias a esta era.
Kiefer empezó realizando arte conceptual durante sus primeros veinte años, para a principios de los 70 renegar de todo lo anterior y meterse de lleno en la pintura, donde ha destacado como pintor "matérico". Y es que sus cuadros, además de ser grandes (otra característica del neoexpresionismo), acumulan materiales (desde yeso y aluminio, hasta semillas) de todo tipo que les dan esa apariencia tan "Kieferiana".
Sus temas están muy basados en la historia germana: desde cuadros de carácter mitológico, hasta los que reviven el Holocausto nazi, o la arquitectura megalomaníaca de Albert Speer (el arquitecto de Hitler y ministro de su gabinete). Imágenes de la guerra, grandes edificios, constelaciones, y especialmente la serie que muestra raíles que evocan a los trenes que llevaban a los prisioneros a los campos de concentración, le han hecho mundialmente famoso.
¿Qué me ha interesado de Kiefer? Sobre todo la primera imagen de esta entrada: raíles de tren que se pierden en el horizonte, con unas texturas muy marcadas para el suelo y el cielo. El color me fascinó también, esa mezcla de azules-grisáceos-tierras, que sin embargo tienen mucho contraste. Me encanta ese cuadro.
Pero con Kiefer me sucede como con muchos otros pintores: en cuanto se pone a pintar figura ya no me gusta (al revés que me ocurre con Egon Schiele). Y es que probablemente tenga razón el crítico que leí el otro día en el Times (lamento no encontrar el enlace ahora) que decía:
Cuando nos digan que alguien es un gran pintor, hay que responder:
"Un gran pintor pintando qué?"
Yo tengo un gran recuerdo de lo que vi de él en el Guggenheim de Bilbao. Me impresionó por el tamaño y por la materia en sus obras. Creo recordar una escultura aeroplano muy interesante. Allí estaba también la obra que había realizado para una capilla de un hospital psiquiátrico de Paris.
ResponderEliminar¡Qué buenas pinturas por Dios!
ResponderEliminarMe habían comentado que había algunas obras de él en el Guggenheim, así que ¡gracias blogavante por confirmarlo!
ResponderEliminarPues ya sabes Anais: ¡a ponerse el mono, agarrar la espátula y a mezclar materia ;)!
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